La Lima que no hundirá nuestros sueños en la laguna del olvido.
septiembre 03, 2020TwoPrincess
-Carlos Jaramillo-
-Ronny Alvarez-
El tranvía le pareció más lento que nunca esa noche, deseó que tuviera alas como avión de Panagra y llegar al Barranco en un periquete. Se hacía tétrico el camino alejándose del centro; el paseo de la República era un terral interminable, pero eso no le importa la noche del domingo 1 de febrero de 1959 a Santos, o perdón, ‘Tin’. Santos, Santitos, Tito, Titín, Tin. Había que dejar atrás también el Chiclayo natal de sus abuelos en ese nombre con olor a bosta, a campo, ya suficiente con el abuelo Carmen[1], el papá Bernardino (en honor a Leguía) y él/ella Santos, cierto que es un nombre andrógino, pero ella se sentía muy ella y desde que vio a Laura Hidalgo, argentina divina, grabar aquella película inolvidable en la plaza San Martín y acercarse con púber insolencia a pedirle un autógrafo, Santos, Tin, era Laura. Con 19 años ya destacaba como aplicado aprendiz en la peluquería ‘Lux’ del Jirón de la Unión, bajo la égida del señor Yataco. Imagínate que la señora de Odría, la primera dama, mandaba a buscarlo para que la atienda en Palacio, con escolta y toda la cosa.
Ya habrá tiempo para llegar a la cumbre del estrellato, calculó. Hoy he conseguido lo que tanto anhelaba, un pase para la diner dansant en el restaurante ‘La Laguna’, seré Laura. Voy a bailar y hasta seré cortejada. ¡Cómo me lo merezco! No soy un mariposón como me gritaron, alguna vez, saliendo del cine. Mira mi rostro, mis manos y mi piel. No quiero volver a escuchar ese vals horrible de los Troveros Criollos que remata:
“… prendieron las luces,
triste
decepción
porque me di cuenta
que era
un mari…
Marinero que vas a la mar
no lo lleves contigo a pasear,
traen mala suerte y te puede pesar y hasta el
agua dulce se puede salar”[2].
Adefesio de música. Imagino que no se escuchará eso en la fiesta. ¡Claro que no!, será solo para gente gagá, imposible la vulgaridad. Tipo una suaré de París, como dice la señora Grimanesa, la amiga que vive en Barranco y en cuya casa haremos la magia. Quién pensaría que ese señor blancón, calladito, que llega a la peluquería con traje pasado de moda a traernos revistas europeas de modas y estética, es un hembrón la madrugada de los sábados en los alrededores de la Torre del Reloj del Parque Universitario… Debió reírse fuerte al recordarlo porque un joven sentado enfrente a él le miró dedicándole la mueca horrenda del que sabe lo que eres. Mostacero. Seguro te gustó así finjas estrujando un ‘Ultimora’[3]. Te invitaría a la fiesta del siglo pero no eres mi tipo, bigotito mosca.
Por fin la cafetera llegó a destino, tengo los riñones saltando como las Dolly Sisters[4] y ese ruidito, ¡ay!, no veo las horas en que Lima se deshaga de éstos cachivaches. No creo que nada peor que el tranvía llegue para viajar.
- Detallito
en pomo, te estaba esperando hace más de media hora, me tenías con el Jesús
en la boca.
- Mil disculpas, madama…
- Madame (corrigió mientras se colocaba la
peluca).
- Perdón, madame Grimanesa, el eléctrico es un
desastre, me siento apenado.
- ¡Apenada!, (volvió a corregir).
- Empieza a sentirte mujer si quieres ser una,
Laurita. Todavía no me convence tu nombre, monada. Por lo menos no te pusiste
Gladys como la mitad de los oñoñoys de la ciudad. Que Miss Universo ni que
nada, Mary Anne Sarmiento es una muñeca, ¡una muñeca! (aunque le encanta la
farra que nada te cuento) y Lola Sabogal, ¡qué portento de belleza!, la vi en
un desfile en el Country club, ¿sabes?
(Mentira, fue en un noticiero en el intermedio del cine Metro) en fin, Miss Perú las dos y la flaquita bocona Miss Universo, la vida es así… Pásame esa crema de lechuga.
- Me falta aprender tanto…
- Bastante diría yo, bueno, bueno, saca esa
cara de zopenca y despliega tu ajuar. Ahí tienes un lugar, detrás de ese biombo,
para que te desvistas mientras termino de ponerme pan cake. Nadie como Max
Factor para consentirla a una…
- También, enveces, usamos esos productos en el
salón.
- ¡Enveces! ¿Con ese lenguaje quieres ser
peinador de primeras damas como me contaste el otro día? Y no te coloques
muchas nalgas de algodón que hoy serás una damita high life no una mambera cualquiera.
- Perdón. Creo que yo podría peinar a la señora
de Prado.
- ¿Cuál de las dos, la Buénaga[5] o la
Málaga? Porque Sir Manolete habrá conseguido que el Papa anule su primer
matrimonio, pero hay un Dios que todo lo ve.
- Es elegantísima la nueva primera dama…
- Sí, sí, no te lo discuto. A propósito anoche
en la fiesta estuvo el sobrinísimo del Presidente, lo reconocí aunque iba de odalisca
con su séquito ad hoc. Con diamantes de verdad. Bueno, siendo el más rico del
Perú, ¿quién no?, y con el esposito al lado, el pipiolo ese corredor de autos…
- Me perdí de tanto anoche…
- Una fiesta de mamey, pero hoy lo publicaron
en ‘La Prensa’. Un artículo de lo pe-or,
hay que andar con cuidado…
- Sí lo leí. Dicen que fue un baile de
inmorales y que hubo gente afuera rechazándolos.
- No me hagas reír que se me revienta la faja.
Anoche los hombres formaban colas para pagar el boleto y entrar. ¡Colas! El
salón estaba de bote a bote.
- ¿Entonces un periódico miente?
- Exagera que es lo mismo.
- Cariño mío, anoche podías ver, entre otros, a
ese locutor de radio Madalengoitia, a un senador de la República que fue de
colombina, un embajador con traje de can-can que la pobre gorda casi se rompe
el alma por intentar hacer unos pasitos, un vocal de la Corte Suprema vestido
de la Justicia, atrevidísima, muy bien escoltado por un pestañón chocolatero
del ‘Cine Metro’ que yo conozco muy requetebién al canalla. Dudo que asistiera
el Canciller, tan fino, tan distinguido. Ya hay gente por ahí que dice haber
visto a Haya de la Torre, pero así operático como es ese señor, hubiera entrado
montado en el elefante que vive atrás en el zoo, cual Reina de Saba. Tampoco vi
al dizque ser su amante oficial, un tal Carlos Tosi.
- Cuando yo salí a cantar La Violetera a los
filos de la madrugada, se venía abajo el cielo. Mi traje es idéntico al de Sara
Montiel. Sabes que me lo hicieron en Rose Bercis[6].
- ¿No le hicieron quecos por el encargo? Seguro
usted le dijo a la dueña que era para una obra de teatro…
- Que teatro ni que ocho cuartos, la señorita
Mocha es una aristócrata de las de verdad, con mucho mundo. Además es de la
cofradía igual…
Tin ya transfigurada en Laura sale de detrás del biombo, ante la mirada complacida de la señora Grimanesa.
Laura, enigmática y distinguida como su
inspiración Laura Hidalgo en armiño negro. La escena final y fatal. Todo en esa
noche de verano es propicia para el sueño, la ilusión pero el hado, ay,
fatalidad ya había trazado el destino de ambas criaturas.
Se sirven dos vasos de whisky.
Grimanesa está envuelta en un dominó negro y
Laura apenas con un echarpe, no hay dinero para una piel. Hace calor en el
viejo balneario. Apagan todas las luces del pequeño rancho. Miran a ambos lados.
Barranco aparenta estar entregado a dormir. Suben velozmente al Packard 50 para
atravesar las pocas calles que las separan de La Laguna.
- Me toco de nervios cada vez que manejo, hija.
- Serán más nervios que la encuentre un guardia
vestida de Sarita.
- Ni lo mande Dios, esto no es París. Allá
aprendí a vestirme y salir a escena. Como en el cabaret de Madame Arthur. ¡Oh,
là là, que libertà!
(Falso, jamás había estado en Europa, el único París que conocía era París Match, y todos los programas del cabaret travesti que un piloto de Lufthansa le traía de sus viajes, también era suyo el auto)
Laura duda en meterse a la boca un chiclets, enciende la radio, se mira complacida en el espejito de su vanité prestadito.
“Lollipop, lollipop
Oh lolli, lolli, lolli,
Lollipop lollipop”[7]
Las Chordettes no eran del agrado de Grimanesa, no entendía a esa generación coca cola, con esos ritmos y letras absurdas. Lolli lolli lolli, ¡a ver que es eso, oiga usted donde estamos! Entenderá inglés ésta cojudita o sólo será pose. Ay, qué juventud que verá la tercera guerra con bomba de neutrones y hasta marcianos de Marte.
- Llegamos, monada.
Tomek había llegado de tan lejos, se desconocía
como había logrado entrar al país[8], seguro
con otro pasaporte murmuraban otras locas.
- ¿Y dónde lo habría conocido? Seguro lo trajo
de aquel último viaje darling.
- Ella está tan enamorada que al parecer está
dispuesta a darlo todo por él.
- Bueno, ella es poderosa, sólo bastó la
credencial y listo, el muchacho ahora se pasea de lo lindo, encima con
inmunidad diplomática. El cargo lo puede todo, todo, todo, todo.
- Hoy lo veremos querida, parece que irá a la
fiesta.
- ¿Irá con ella?
- Seguro que sí, o mejor esperamos que no
(Risas)
- Te veo entonces María Enriqueta.
Domingo a la tarde, Tomek, ya sentía la canícula limeña un tanto insoportable. Le habían prometido una ciudad excitante rodeada de selva como en Río llena de jíbaros reducidores de cabezas y bebidas místicas que lo transformarían en fiera. Había caído en una gastada escenografía de zarzuela tropical. Hablaba muy bien el español basado en el judeoespañol de su país. Al menos el mar frente a él le aliviaba el alma. Se resistió a conectar el novísimo aparato de televisión. No lo convenció en La Habana. Menos aquí. Pensar que era el amor lo que le había hecho recalar en América del Sur. Era parte del séquito de Ludmila Zhivkova[9], hija del amo de Bulgaria mientras estudiaba arte en Moscú. Tomek había enamorado, o más exactamente, había dejado que se enamore de él con frenesí aquel exótico diplomático peruano cuando coincidieron en París. L'amour peut naître d'un regard[10]. Jóvenes y apuestos los dos. Le llevaba apenas tres años, aunque la elegante estampa del sudamericano contrastaba, para bien, con la hermosura de ese jovencito en sus 18 primaveras que parecía hecho de verdaderas rosas búlgaras. Paris, Saint Tropez, Madrid, La Habana, San Juan de Puerto Rico, Quito, Lima. Una tournée de besos volcánicos y sábanas ardientes. Burguesía latinoamericana y República comunista. Niño pobre y niño rico. Cocktail perfecto como este gin tonic. Por el momento.
“When you kiss me
Fever when you hold me tight
Fever
In the mornin' the fever all through the night”[11]
- ¿No te parece insuperable el ocaso en Lima, Tomek?
Tú que valoras tanto nuestro espíritu dramático español, como dijo Orson
Welles. Dime que no es maravilloso este edificio diseñado por mi amigo Morey. Y
dime que me quieres aunque no sea verdad.
- No empieces con tu película mexicana, Milo…
(En verdad lo quería, pero ya sabemos que “el amor no muere de hambre si no de indigestión”, como sentenció Ninon de Lenclos[12]. Milo que conocía la cita perfectamente estaba en modo Ninon Sevilla y de ahí nadie la sacaba. Pobre.)
- Bueno, no vamos a discutir por tonteras, hombre, es domingo, verano. Frente a los acantilados. Y nos baña el sol. Peggy Lee sigue cantando. Fantástica la gringa. Vengo del Ministerio, reunión de emergencia.
- La peluquería… Disparó Tomek sirviéndose una
segunda copa y otro para su compañero. (¿Novio?)
Rieron.
- Carita[13] es una cantina del far west en París al lado de una reunión en Cancillería.
Volvieron a reír.
Sonó el teléfono. Muchos “como usted indique, embajador” y “pierda cuidado”. ¡Click! Mentiras de viejo matrimonio para dos jóvenes que apenas tenían un año juntos. Antes de cualquier excusa torpe, un guion civilizado.
- Mira, ya te prometí que no nos perdíamos el baile de hoy. Hablé con Christian y con Marconio.
- Christina y Margherita para los íntimos, como
dicen aquí.
- Exacto. Ellas van. Miraflores está más cerca
de Barranco que del centro. Ponte el frac, el antifaz veneciano y adelántate,
apenas acabe la reunión regreso a mudar traje y te alcanzo.
- Pierde cuidado, Milo.
- No olvides llevar tu credencial, me costó
horrores de favores que aún debo. Good
luck. Adoro a Peggy.
- Pierde cuidado.
“Kada uno konose las koles de su guerta”, recordó el refrán en perfecto judeo español de Bulgaria.
- Margherita, hello. Nos vemos más tarde, ¿no? ¿También irá María Enriqueta?
- Sí, dice que llevará a las europeas, así que
podrás sentirte un poco en casa.
- Perfecto, nos vemos entonces.
- ¿Te acompañará?
- Dice que sí, me dará el alcance.
- Ojalá y nos de la sorpresa, será lindo para
él además que se relaje un poco. ¿Quién tiene reuniones domingo?
Ya había pensado que esa noche prometía deleites, pues le habían contado que los carnavales eran macanudos en Lima. Lástima que acababan de prohibirlos en un último ridículo[14] decreto de quien Milo se refería como El teniente seductor…
La temporada del estío meridional para los
dueños del país incluía luau en el
balneario de Ancón, otro en el club ‘Waikiki’ a metros del edificio donde
vivían, polo en el Country de San Isidro. Antiguo régimen.
Más interesante era ir a la playa más popular:
La herradura, y mirar con despreocupación a los muchachos que se ejercitaban
sobre la arena además de establecer conversaciones con los chicos de la tabla
hawaiana. Él también tenía reuniones de emergencia.
Y la fiesta de disfraces ayer y hoy. Un baile de homosexuales como en las grandes capitales del mundo libre. Se le escapó una carcajada bajo la ducha y empezó a alistarse para el party. “Lima tiene muy hermosos crepúsculos. Yo, por ejemplo…”[15]
10 de la noche del domingo 1 de febrero de 1959. Desde lejos las luces de la blanca casita normanda rodeada por un espejo de agua, parecían un fuego de Sodoma en medio del romántico balneario sodomita de tan somética ciudad.
Laura Hidalgo al sentir la brisa pensó que todas las penurias, humillaciones, hambre, sed, y caricias de alquiler que soportó eran ñanga al lado de su momento estelar. Ella encontraría a su príncipe, como la Cenicienta de Walt Disney, y bailaría el vals, y sería por primera vez besada. Me lo merezco. También necesitaba un sanguchito. La belleza le costaba hambre y sed.
Mientras, Tomek, se colocó la máscara veneciana
dorada al bajar del auto, cruzó el puente, que atravesaba la laguna dando
acceso al edificio principal. Esperaría a Milo para terminar la relación. Antes
que la KGB diera con él o el gobierno proyanqui del Perú lo expulsara. Ya había
recibido un mensaje de Ludmila. Era su amiga después de todo. A Madrid y luego
a Sofía. The end. Necesitaba música, bailar
y beber.
La algarabía dentro de la fiesta era increíble. La orquesta de entendidos chalacos se hacia pasar casi como los Havana Cuban Boys[16], y por cinco reales más eran Xavier Cugat y Orquesta[17] y con otra ronda de piscos eran hasta las Bim Bam Bum[18] si lo requería la distinguida concurrencia. ‘Patricia’, el último hit de Pérez Prado, sonaba delicioso mientras el humo de los cigarrillos, las carcajadas se perdían en un todo de globos y serpentinas doradas.
- La noche del siglo, dijo Margherita en Tigresa de Bengala a su amiga que estaba de tapada limeña.
- Hoy está mejor que anoche, Christina, retrucó
la tapada destapando una cajita de rapé que no era tal…
- Como el ajo, aterrizó un pierrot musculado,
atraído por las caspas de Atahualpa y por tan graciosas damas.
Grimanesa se alistaba para su número musical, mientras
Laura recorría la celebración, un tanto intimidada por el ambiente libre que se
respiraba. Ahí no habían maricones si no colombinas, una emperatriz de China, La
Pompadour y Cleopatra. Una Mara, una Anakaona y una ojiverde Betty di Roma como
créditos nacionales. Vaporinos de Marsella y diablitos. El conde Drácula empezó
a perseguirla insistente y ella sonrió esquivando su asedio. También habían
algunos hombres jóvenes que se notaba habían entrado a último momento. Huyendo
del vampiro terminó al pie de la escalera exterior, se polveó la nariz y en un
instante cinematográfico vio bajar a un verdadero Adonis retirando la máscara
por el calor.
Tomek vio a Laura
Laura vio a Tomek.
No, no se enamoraron, ilusas. Iniciaron a conversar para matar el rato pero ambos con planes muy fríos. Ella bailaría con su príncipe encantador así llegue el rochabus o su papá y él, esperaba que llegara Milo para que vea como se divertía sin necesitarlo y como había vida más allá de ese amour fou que arrastraban por tantos países.
De pronto la orquesta se detuvo, las luces se apagaron y entre el murmullo apareció Grimanesa en rojo, boa negrísima y boquilla larga:
“Le intento olvidar y me dejo convidar por los hombres. Pero no puede ser porque sólo soy mujer pa' mi hombre…”
Delirio de aplausos. La orquesta tocó tres dengues al hilo. Más champán, más carcajadas. ¡Vive como quieras!
En las afueras del ‘Parque Confraternidad’, un pequeño grupo de iracundos iban imaginando los detalles más bestiales de la orgía que suponían dentro, dispuestos a moler a golpes a cuanta libélula, rosquete, oñoñoy, hojita de té, fifí, mariposa, mariquita, loca, lacra, inmundo, firulete, guindón, café con leche, llegara a sus manos.
-¿Bailamos?
(Esa fue la palabra más linda que Santos, Tin,
Laura se llevaría a la tumba un cuarto de siglo después.)
Todas las parejas se detuvieron, así como el raje, industria vigorosa patria, la orquesta reinició y el crooner engominado susurró para la eternidad:
“Bésame, Bésame mucho
Como si fuera esta noche la última vez…”
Un teléfono se acaba de colgar en la lúgubre
Prefectura de Lima.
“Que tengo miedo a perderte, perderte después…”
¡La policiaaaaaaaaaaaaaaa!
Un grito que inauguraría varias décadas de acoso, vejamen, extorsión oficial y enfrentamientos con los cuerpos armados del Estado peruano, con democracia, con dictadura o con circo perejil.
En la confusión Laura perdió el vanité pero sujetaba la máscara de Tomek. Éste, sin perder aplomo, se colocó a un lado del tumulto contra la columna y encendió un Marlboro. Marlonbrandeado. “El ke munço se aboka, el kulo amostra”[19].
La estampida fue un sálvese quien pueda, porque salir a alcanzar los autos o el puente del acceso principal era caer en manos de los policías o los machos indignados. Un remolino de velos, plumas, máscaras, antifaces. Grimanesa fue de las primeras en lanzarse a la laguna, abriéndose paso entre los gansos. Otros corrieron con ruta del zoológico despertando a los animales cuyos gritos y gruñidos se mezclaron con las sirenas y reflectores oficiales. Se jodió la Francia. Margherita y Christina se habían retirado de la fiesta quince minutos antes con dos argentinos espectaculares. Pero para siempre ellas orgullosas se dijeron: Veteranas del baile de La Laguna.
- ¡Papeles!, ¡papeles señor! Benemérita Guardia Civil del Perú, Novena Región.
- Buenas noches, soy diplomático, aquí está mi
credencial
- Averaveraver, permítame
- Esto parece presentar irregularidades, acompáñenos
por favor.
- Gonzáles, que acontece con el muñecón.
- Parece comunista.
- Malo, malo.
- Que se vaya nomas, y que se caiga con algo
para las butifarras
- Nones, ¿Que pasa acá? Benemérita Guardia
Civil del Perú, el honor es su divisa.
- Chesumare…
- Pero, ¿por qué? Ustedes no pueden hacerme
esto.
- Eso lo explica en la Comisaría, joven
diplomático. Llamemos a Cancillería, hay un detalle que no entendemos.
Milo desde un discreto Jaguar embozado en un foulard[20] observa la escena apretando los dientes. Sintió que su romance, su apellido, su mundo, y su prometedora carrera en el Ministerio de relaciones Exteriores se hundían en la laguna del escándalo. Pero se contuvo.
“Un limeño es un señor bien peinado que toma su whisky sentado al borde de un abismo”[21].
La versión vespertina de Última Hora, tabloide
de La Prensa, el lunes 2 de febrero de 1959 lanzaba a conocimiento público de
la República virreinal las inventadas truculencias de una fiesta de maricones
en La Laguna del Barranco, hecho que no podía ser permitido y que debía de
llegar hasta las últimas consecuencias con la investigación policial y las
sanciones, estas últimas no previstas en ningún rincón del código penal.
Sofocleto, uno de los más punzantes
epigramistas y polígrafo de la escena peruana pidió entre líneas que la
inmundicia de esa noche sea fusilada como hacia la triunfante revolución cubana
aquel año de la gracia de 1959.
Hubo acoso periodístico durante días, además de
tonsura, calabozo sin cargos y hasta suicidio para los desdichados que no
pudieron pagar su libertad o no tenían la consabida vara, los parentescos y compadrazgos
que todo lo resuelve en el Perú.
La Laguna se volvió leyenda urbana. Y ya después ni eso.
¿Y la ciudad?
“…Ésta Lima que se aleja
Y se pierde en el recuerdo
Es una señora bella
De historia añeja y misterio…”[22]
Tan ella…
- Aló, ¿Margherita?
- Hola, Milo querido.
- No tengo mucho tiempo, perdona las prisas
tengo que dejar el país. Este escándalo se fue de las manos. Tú eres mi
confidente. Descubrieron la credencial, ¿quién se iba a creer, con Prado
matarojos, que teníamos relaciones diplomáticas con el bloque? Estoy jodido, lo
he perdido todo, me dieron de baja y no hay futuro aquí.
- Lo he leído en la prensa, detestable. La
divina providencia nos alejó unos minutitos antes (agüeitó al argentino en su
ducha), pero tu Tomek se quedó pensando en que estaba seguro con la credencial.
- ¡Ese fue el problema!
- Mi amor, lo siento mucho, sólo espero esté
bien, ¿no sabes qué harán con él?
- Se lo tragó la tierra, esto es una pesadilla.
- Por lo pronto no va a trascender, sería un
escándalo para el servicio peruano, creo que no correrán el riesgo, pero seguro
ya lo deportaron.
(O lo fondearon en El Callao, nueva miradita al
porteño potro por todos sus lados)
- Oh, Dios Santo ¿Podrás ayudarlo? Algo, no sé
- Corro por mi vida, por ahora me iré a Nueva
York, veré que puedo hacer allá.
- Amigo querido, siento no serte de mayor
utilidad, estoy seguro te ira estupendo, y más: terminarás como un renombradísimo
funcionario de ese nuevo building con vista al East River. Palabra de bruja.
- Eres un encanto en el país equivocado. Te
escribo pronto, good bye.
- Good
Luck, querido mío.
17 de octubre de 1985, página 27 de la sección
D del New York Times, el mundo diplomático lamentaba la pérdida de un gran
hombre, de alguien muy cercano a ese otro peruano líder del mundo, del cual fue
su principal asistente ejecutivo, designado en dicha función desde que aquél
asumió la Secretaría General en 1982, y que fuera titular en el ABC de Madrid. Ello confirmaba sus capacidades innegables,
que le valieron ingresar al Palacio de Cristal en 1974, muchos años después de
aquel verano del sur de 1959. Eso había quedado atrás. Pero nunca el amor…
Laura Hidalgo alcanzó a escapar de La Laguna y esconderse en los acantilados como un animal herido hasta que pudo escabullirse a casa de Grimanesa, dejó el mundo de la belleza y se dedicó a confeccionar ropa. Para la gente fue un modistón, para él mismo, ya Santos otra vez, era quien siempre llevaba en el corazón un recuerdo maravilloso. Juntó dinero y se largó del Perú cuando pudo. A fines de los setenta estaba establecido en Patterson, NJ, EEUU. Una vez en el West de Grenwich estuvo al lado de Milo, sin saber la historia que les unía. Nunca se conocieron. Los peruanos en NY o en Lima, todos juntos y cada quien en su lugar. Hasta el final guardó la máscara veneciana dorada. Murió de neumonía simple.
- Christina, hola, acabo de enterarme
- Margherita, hola. Sí, no puedo creerlo…
- Dice
el diario, que contrajo una enfermedad extraña en un viaje a los países del
Este de Europa, hija.
- Pero... Entonces lograron reencontrarse.
- Mamacita linda, a qué otra cosa iría cada año
a Bulgaria…
- Esos se amaban, él hizo todo lo posible por verlo
nuevamente, y mira que curioso, esta vez él sí tenía la inmunidad diplomática,
intocable, brillante, más poderoso, ¡qué ironía!
- Y, ¿de qué murió realmente, ah?
- Neumonía búlgara. Me parece que varias van a
morir de eso en los próximos años.
- Que terrible te has puesto con el tiempo,
lagunera.
(Risitas)
- ¿Te veo este sábado en el Company? Se
presenta la Temple.
- Que idea más adorable, todo se alinea, un
show travesti, hombres, Merecen que hagamos un brindis esos dos, por su
historia y por nuestros años locos, lagunera.
- Laguneras a mucha honra. Sí. Hasta la noche.
¡Click!
Bibliografía
Micromuseo (2007). “El escándalo de la Laguna”.
En Alteridades. El travestismo en las
colecciones de micromuseo. Recuperado de: https://www.micromuseo.org.pe/rutas/habanaalteridades/escandalo.html
Luis Felipe Angell (Sofocleto) (2016). “¡Todos
a “La Laguna”, Chicas!” En La Flecha
Negra – Siglo XV. Recuperado de: https://laflechanegrasigloxv.blogspot.com/2016/10/todos-la-laguna-chicas.html?m=1
[1]
Según la usanza norteña algunos hombres podían recibir nombres como Carmen,
Trinidad, Encarnación o Santos. Usanza que seguía estrictamente el calendario
católico.
[2]
Extracto del vals “Paquete de té”, letra y música de Augusto Polo Campos e
interpretada por los Troveros Criollos, y grabado en 1956. Se menciona que este
vals se refiere a los homosexuales. Ver: https://bit.ly/2QFr2xt
[3]
Jerga de la época para referirse al Diario Ultima Hora.
[4] Las
Dolly Sisters fueron un dúo de bailarinas cubanas; las hermanas Vázquez, que se
internacionalizaron bailando en las coreografías de mambo con la orquesta de
Pérez Prado. Las Dolly Sisters se movieron en el famoso ‘Boite Embassy’, ubicado
en plena Plaza San Martin, en los años 50. Ver: https://bit.ly/2YTspgt
[5]
Nos referimos a la primera esposa de Manuel Prado, Enriqueta Garland Higginson.
[6]
Rose Bercis, era a tienda de Mocha Graña ubicada en Miraflores, considerada la
primera diseñadora de modas del país. Se dice que la tienda logró tener un
equipo de treinta costureras y que organizaban desfiles en el Hotel Bolívar.
Ver: https://bit.ly/3lzDLQm
[7]
Extracto de la canción “Lollipop”, interpretada por The Chordottes, lanzada en
1954.
[8] Para 1959 no teníamos relaciones
diplomáticas con ningún país de Europa del Este, la política internacional del
segundo gobierno de Manuel Prado y sus inclinaciones hacia el imperio (se tenía
firmado un convenio de asistencia militar con el gobierno de los Estados
Unidos, como parte de la política exterior de éste en la promoción de la
defensa continental contra el comunismo de la URSS, se había roto relaciones
diplomáticas con Cuba por el triunfo la revolución castrista y su orientación
hacia el bloque soviético) había hecho que incluso los pasaportes peruanos se
mencionara muy claro la invalidez del mismo en todos los países del bloque
rojo.
[9] [9] Hija del presidente y líder
comunista búlgaro Todor Zhivkov. Nacida en 1942, recibió el nombre de Ludmila
en homenaje a Ludmila Pavlichenko, legendaria francotiradora del Ejército Rojo.
Ver: https://bit.ly/2QFFDZJ
[10] Frase
de “Les amants” (1958) de Louis Malle. “El amor puede nacer de una mirada”.
[11]
Extracto de la canción llamada “Fever”, interpretada por Peggy Lee y lanzada en
1958.
[12] Aristócrata y escritora francesa, nacida en 1620. Fue una de las
personalidades más singulares del siglo XVII en su país a causa de sus
actitudes liberales y hedonistas que le llevaron a mantener numerosas
relaciones sexuales con importantes personajes del momento, entre ellos el
marqués de Sevigne o Saint-Evremond. Ver: https://bit.ly/3gEqd2w
[13]
Carita es una marca francesa de cosméticos de lujo, fundada en 1946 y que posee
su propio salón de belleza en una de las más elegantes y principales calles de
París. Ver: https://bit.ly/3jpET7k
[14] El presidente
Prado firmó un decreto anulando el feriado de carnaval el 25 de febrero de
1958, decreto N°348.
[15] Martín
Adán.
[16] Orquesta de música popular cubana surgida al dividirse la Lecuona
Cuban Boys en el año 1946. Ver: https://bit.ly/32GBs5v
[17]
Músico y showman
catalán, considerado uno de los reyes de la rumba. Ver: https://bit.ly/34OuOg9
[18]
Grupo de chicas que bailaban en las noches limeñas de los 50’s. Ver: https://bit.ly/3bkmYw3
[19]
Es español: “el que mucho se abalanza, enseña el culo”.
[20]
Pañoleta.
[21] Descripción
hecha por Marilucha García Montero, cronista de sociedad de la época.
[22] Extracto del vals de Chabuca Grande, titulada “Mi ofrenda”, interpretada por Los Chamas.
Fuente de imagen: Caretas 172. Lima: 21 de febrero-3 de marzo de 1959. p. 13. En: Micromuseo (2007)
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