De amores y espinas featured

Bonjour Paris!!!!!

enero 31, 2018TwoPrincess


Por Romina Hassan Qaboos Saeed

Domingo 28 de enero 2018. La noche del sábado estaba aburrida y tenía ese malestar común de la soledad en un fin de semana en Lima. Sin embargo como golpe de 10 pm mi amiga “la gringa” que estaba de visita aquí, me envió un mensaje para ver si me animaba a salir, a lo que acepté sin mucha resistencia. Ya la semana pasada habíamos salido al centro y la habíamos pasado genial, por lo que decidimos repetir el plato. Nos fuimos al Paris, ese antro donde creo que uno se la pasa bien, porque es frecuentado por gente mayor y nadie en realidad está buscando ser la más bonita, la gente se emborracha y baila tranquila. Existe el mito, que en dicho antro concurren hombres casados, disque heteros, policías, etc., es decir una fauna masculina atrayente para quien gusta de esos placeres que brinda un hombre “de esos”. Y en realidad lo que encontré fue lo que podría considerarse diverso, una pareja de hombres sesentones, bailando, divirtiéndose, siendo felices, besándose de rato en rato. Mi amiga y yo contemplábamos ello y nos parecía tierno, libre, felicidad pura. Luego llegaron dos hombres más, con pinta de obreros de construcción civil, ¿sindicalistas? No lo sé, pero me encantó imaginarme que sí. Incluso, ellos traían unas mochilas como si regresaban de la obra, venían cogidos de la mano, felices también, y luego los volví a ver bailando y besándose. Luego un oso inmenso pero perfectamente femenino, jugando a ser “ella” con su abanico inmenso de plumas con su novio, otro oso pero un poco más masculino. Luego las locas de siempre, dos travestis, chicos con pinta de patitas de barrio, algunos medio cachacos de cuartel, una inmensa fauna diversa y acogedora. Y la música, desde salsa hasta cumbia, desde disco hasta las clásicas ochenteras melodramáticas donde las locas entradas en años cantan a todo pulmón, como cuando suena la Daniela Romo “yo no te pido la luna”. Felicidad perfecta, pues en un momento de la noche me sorprendieron con una canción clásica de los Emiratos! Sí, bailé “allah allah ya baba” en ese antro maravilloso, podía esperar tranquilamente que algún día me pongan una de Khaled.

Eran ya las tantas, y habíamos hecho grupo con unos muchachos, mi amiga ya estaba enamorada, cuando de repente alguien grande (un oso!) pasó como tren en medio de nuestro grupo, pateando la botella cerveza que teníamos en el piso. Ésta se hizo añicos. El tipo ni se inmutó y siguió su paso, con él no era la cosa. Me pareció de muy mal gusto ello y decidí esperarlo para pedirle una explicación, una disculpa mínimamente.  Esperé y esperé y no aparecía, pensé por un momento que se había fugado. Al rato, levanté la mirada y lo encontré, estaba con su grupo, era el sujeto de cuerpo de oso y con lentes. Le dije a mi amiga “ya regreso, espérame”, y ella no entendía mi propósito.

Me acerqué donde el tipo grande y con el dedo sobre su espalda le dije “hola, tú hace un rato pasaste por nuestro lado y te volaste una cerveza, creo que mínimo una disculpa, no?” “Ah, perdón, sí, pero me fui de largo, pues tenía miedo que me sacaran la mierda”, me respondió. Al momento le dije “ni que fuéramos maleantes”. En eso se acercó a la barra y compró dos cervezas, una la dejó en su grupo y la otra me la entregó, a lo que agradecí y le dije “chevere, has quedado bien”. Nos miramos y de la nada empezamos a besarnos, intensamente. Nadie entendía nada, ni de mi grupo ni de su grupo, sólo miradas extrañadas, pues al parecer nadie podía creerse ello. Sus amigos empezaron a hacer bromas, mi amiga no entendía nada, pues fui por una conversa y regresé con una cerveza y un chape de cinco minutos.

No dijimos mucho, solo continuamos besándonos, yo regresé a mi grupo, y en un momento algún vigilante abrió la puerta y pude ver que era ¡Ya de día! Hace años que no me quedaba en un antro hasta tarde, para salir como vampiros, destruidos por el sol de verano. Ante ello, le dije a mi amiga, “vámonos ya”, a lo que ella aceptó, felizmente pues su idea era seguirla en otro antro, pero ahí si hubiese sido algo calamitoso. Me acerqué al oso y me despedí, otros dos minutos de besos, hasta que me pidió alguna referencia de contacto. Ninguno de los dos había llevado teléfonos, por lo que le pidió a su amigo le haga el favor de apuntar el mío. Así fue. Nos fuimos, mi amiga, su reciente novio y yo, volví la mirada y solté una sonrisa, hace mucho que o me divertía tanto, hace mucho que no venía aqui, solo pude decir, “bonjour Paris, comme c'est bon de te voir”.


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