Fuente: https://www.huesped.org.ar/noticias/coctel-para-el-vih/ |
El sida seguía siendo para mí, la novela de Bellatín y the show must go on de Mercury. Les nuit fauves de Cyril Collard. Más cojuda.
Un señorito de Patazca, urbanización fifí para Chiclayo, se iba sin retrovirales y por cáncer de estómago sin dudas ni murmuraciones.
A las mariconas diagnosticadas se les decía voceadas, muertas. Estaban delicaditas. Se habían sacado la lotería peruana: La tinka. Tinkeadas. Tenían el piojo, el bicho. Bicheadas. Bichadas. Del Ecuador vino: embarcadas en el Titanic. Pacientes del doctor Freddy. Ya está con el Bu. Con la B, maricón. Bu. Bu. Bu.
Llegaron los días de campañas activistas, del 1 de diciembre, de los lazos rojos, las huellas de manos pintadas y el Estado que nos quiere exterminar. Ahora sé que la posta médica del pueblo joven José Olaya, era el lugar más desolador del mundo, lo último que veía una compañera para llorar amargamente y sola, mil veces sola, en una banca del parque que existía antes, al frente, lleno de algarrobos.
O simplemente seguir la vida. O terminar de amargarla. Total, nadie nos quiere. O nos lo hacen creer desde nuestra niñez. ¿Verdad?
La primera noche salvaje que salimos y nos hicimos íntimas, ella me lo dijo llorando, más de borracha y decepcionada del último chico que por hacer una ópera del asunto. Lo tenía y sanseacabó. Fuimos amigas con broncas y mil aventuras hasta su final. Ella me dejó consejos no compartidos y enseñanzas nunca dichas. Ella me contó la anécdota aquella de no sé quién: Salud, porque aquí todas vamos a morir de lo mismo...
Ayer conmemorábamos las luchas por vivir, la gente amada que ya nunca más, la amenaza perenne que nos muestra los dientes filudos queriendo besarnos. Hoy el Estado peruano te facilita el TARGA y las consejerías, muchas veces no abastecen ni condones. ¿Qué puedes esperar de ésta república de chicle masticado?
Sigue la vida por aquí, siguen los chismes sobre el tema, que no es otra cosa si no miedo, miedo a tener tu boleto para el Titanic, antes. Miedo a irte por el Grindr y que una imbécil consuetudinaria siga tirándote dedo, por labor social según ella. Ahora. Clásicos patéticos de la provincia, volumen 2019.
Me tiene un poco harta el tema, inclusive ha ocasionado múltiples debates dentro de esa mazamorra divina que es el movimiento TLGBI ¿debemos siempre mencionar el VIH, vamos el sida, en cualquier cosa o evento de nuestras comunidades? ¿De cuántas maneras encaramos la epidemia? ¿Eres más plena y feliz desde que te diagnosticaron, so babosa? El estigma está ahí sobre todes nosotres, todes somos seropositives en potencia, o mejor aún, como dice la última campaña: Somos seropositivas políticas.
3 comentarios
"El sida era una broma, un chiste cruel, un murmullo en el ambiente gay que he frecuentado todo el nuevo siglo. Era la trans bagrísima, a cuyo velorio íbamos para conocer los barrios de esa lejana cosa denominada pobreza y marginalidad social".........el resumen de como la sociedad marginaliza a los que no siguen el esquema establecido , con una dosis de corrección política y doble moral, en un solo párrafo.....aun se pueden leer cosas buenas como esta crónica...Saludos
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ResponderEliminarMe gustó, la Jaramillo es buena para contar historias urbanas!
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