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DinĂ¡micas sexuales entre hombres en Oxapampa (Parte II)

enero 27, 2020TwoPrincess


-Andrea de San Benito y Seoane del Callao-


Al principio el grupo se encontraba conformado por dos hombres, a los que llamaremos El Pescador y El Serenazgo. Al lado se encontraba la mujer a la que llamaremos La Vigilante.
El Pescador es un hombre adulto de aproximadamente 60 años, quien me invitaba cerveza y me hablaba de su vida, mientras que ella interrumpĂ­a bruscamente para hacerme preguntas personales, por ejemplo: dĂ³nde vives, en quĂ© trabajas, soltero o divorciado, por quĂ© soltero, te gustan las venezolanas, cuando regresas, dĂ³nde te quedas, entre otras.
En el grupo luego apareciĂ³ otro hombre, al que llamaremos El Dueño. Este Ăºltimo apareciĂ³ ejerciendo todo el poder que le otorga ser hombre, dueño de un bar y “jefe” de la trabajadora sexual. Al entrar y sentarse en la mesa llamĂ³ a la mujer indicĂ¡ndole que se siente a su costado, luego solicitĂ³ cerveza, y posteriormente logrĂ© escuchar que le dijo muy bajo: “tĂº me tienes que cuidar”. Por lo que concluyo que ella y Ă©l tenĂ­an una relaciĂ³n un poco mĂ¡s Ă­ntima y estrecha, al nivel de protecciĂ³n.
AhĂ­ logrĂ© entender por quĂ© el interĂ©s tan especĂ­fico de ella por conocerme, cuando en realidad no era un interĂ©s por conocerme, sino por hacer las preguntas necesarias para que mi informaciĂ³n personal pueda ser escuchada, calificada y probablemente validad por El Dueño y los amigos. Pero yo ya tenĂ­a validez previa, otorgada por El Pescado, quien me invitĂ³ a la mesa. Entonces se convirtiĂ³ en un juego de poderes entre estos hombres, sobre cuĂ¡l tenĂ­a la capacidad absoluta de validar a la cabra. ¿Mi Pescador o El Dueño?
Mi Pescador es el personaje mĂ¡s interesante de esta experiencia, porque Ă©l supone al sujeto que hace el enlace entre la cabra/la otra y el grupo de hombres, ademĂ¡s muestra la primera validaciĂ³n de ese espacio. El tambiĂ©n se convierte en el sujeto que muestra interĂ©s sobre la cabra/la otra, pero no solamente un interĂ©s por quedar bien con el nuevo/desconocido del bar, sino un interĂ©s mĂ¡s profundo, donde si se explora mĂ¡s podrĂ­a concluir en un interĂ©s homoerĂ³tico.
Hay un momento que tambiĂ©n sirve como informaciĂ³n para el anĂ¡lisis y es cuando voy al baño y los hombres empiezan a reĂ­r. En la mesa seguĂ­a la chica, pero ella no tenĂ­a mĂ¡s interacciĂ³n que solo al hacerme preguntas, luego estaba con su celular. Cuando regresĂ© del baño se estaban riendo y ya hablaban de cabros, tema comĂºn en un grupo de hombres para evidenciar sus limitaciones, prĂ¡cticas y/o intereses. El mariconeo se estaba dando ya entre ellos y empezaban a contar anĂ©cdotas que tenĂ­an o habĂ­an tenido entre ellos con otros cabros, siempre desde la broma. Estas anĂ©cdotas siempre incluyen factores como el alcohol y el sexo, joder a alguien por tomar con un cabro, bajo riesgo o sabiendo el riesgo que significa. Para ellos significa volverse/ser mostacero o que la cabra lo emborrache para voltearlo. Esto Ăºltimo supone lo peor para ellos. Este momento de mariconeo tambiĂ©n permite que ellos vean mi reacciĂ³n/interĂ©s/experiencias sobre el tema.
En este momento El Pescador, El Serenazgo, El Dueño y yo ya habĂ­amos generado un punto de conversaciĂ³n en comĂºn, la mariconada, el trago y las anĂ©cdotas a partir de eso. ¿Luego vendrĂ­an las confesiones? ¿Los deseos? ¿Vamos al baño?
Hubo un momento en el que sĂ­ sentĂ­ validaciĂ³n de El Dueño porque al mostrarse y bromear con cĂ³digos de hombre que yo sĂ­ entendĂ­a y a los cuales reaccionaba de la misma manera, me pudo colocar en un nivel superior frente a la mujer/su mujer/objeto. Es una especie de pirĂ¡mide, se puede ser cabro, pero si ese cabro puede funcionar al mismo ritmo de ese grupo de hombres entonces Ă©ste puede tener validaciĂ³n y dejar de ser cabro para ser visto como un hombre mĂ¡s, uno que tambiĂ©n aceptarĂ¡ los acuerdos y secretos que se hagan en ese espacio.
Sin embargo, podemos identificar la prĂ¡ctica de la mujer de protecciĂ³n al hombre. Las mujeres asegurando la supervivencia de esa masculinidad que no existe, esa que no se deja seducir ni cachar por los cabros/los otros. Lo que ella no sabe es que probablemente no es la primera vez que estos hombres son seducidos o seducen, se conocen las jergas, las bromas, se conocen los cĂ³digos entre ellos y se los van a cuidar. Fraternidad de hombres.
Hubo un momento en el que El Dueño fue hacia la barra para atender a otros clientes que habĂ­an llegado, a quienes habĂ­a llamado “chivos”, expresiĂ³n para referirse a los maricones/los cabros/los otros. Durante ese tiempo la mujer ya habĂ­a intensificado su arsenal de preguntas o unas mĂ¡s comprometedoras que podrĂ­an evidenciar mi mariconada frente a ella. AsĂ­ ella estarĂ­a segura que soy alguien que estĂ¡ acechando a su grupo. Soy el malo, o la mala. Entre sus preguntas ya estaba: si era soltero o no, yo respondĂ­a e inmediatamente empezaba con otra. Ejemplo: quiĂ©n habĂ­a terminado, quĂ© planes para fin de año, cuĂ¡ndo regresas, y si voy a regresar a su bar. Luego me indicĂ³ que para fin de año regrese al bar porque iba a tener una “sorpresa”, luego me dijo que la sorpresa era traer mujeres de Lima. Esto confirmaba mi teorĂ­a de quĂ© ahĂ­ se ejercĂ­a el trabajo sexual si es que no mĂ¡s cosas. Cuando ella me dice eso insiste en que yo le confirme si querĂ­a que me guarde una. Y ahĂ­ viene la pregunta que podĂ­a hacer todo mĂ¡s explicito y evidente. TambiĂ©n porque ella partĂ­a de informaciĂ³n que le podĂ­a servir con cualquier hombre heterosexual.

-          ¿Te gustan las venezolanas?
-          Prefiero a los venezolanos.

Se descolocĂ³ y dijo que no sabĂ­a que decirme. Le dije que a veces es mejor no decir nada.
Cuando sucediĂ³ eso entendĂ­ que era el momento de irme porque ya habĂ­a jugado mi carta identitaria, lo que hubiera sido distinto ser descubierta/expuesta frente a los hombres que a una mujer. Y mĂ¡s aĂºn cuando esta mujer estĂ¡ cumpliendo el rol de protectora, La Vigilante. Ella cambiarĂ­a todo su comportamiento hacia mi, probablemente mĂ¡s hostil por el peligro que supongo, ahora, para sus hombres.
Me parĂ© y me despedĂ­ para no darle mas tiempo a la mujer. Me despedĂ­ de mi Pescador, El Serenazgo y le indiquĂ© a ella que me despidiera de El Dueño, pero como ella es rĂ¡pida tambiĂ©n gritĂ³ su nombre para que Ă©l vea que ya me estoy yendo. Le hice un gesto con la mano y gritĂ© un gracias de mĂºxuru. Ya no tenĂ­a mĂ¡s que hacer ahĂ­ y nada que perder. Se los confirmĂ© y chau.
¿CuĂ¡l hubiera sido el rumbo de esas conversaciones y dinĂ¡micas si no hubiera estado una mujer en el espacio y en la interacciĂ³n? Porque puede haber espacios donde hay una mujer, como es el caso de la TĂ­a Julia en los chicherios de Chiclayo, que es la administradora, pero no interfiere en las dinĂ¡micas que tienen los hombres con las cabras/las otras. En este caso la mujer si estaba dentro de la interacciĂ³n y cumplĂ­a un rol importante, la protectora de los hombres, dentro de este espacio fĂ­sico y sentimental. PanĂ³ptico.

3.- Conclusiones

Las conclusiones hasta el momento se hacen conociendo solamente un espacio, el cual podrĂ­a mostrar que sea una dinĂ¡mica que se repita entre los hombres, mostaceros, mineros en distintos espacios del PerĂº, alrededor de alcohol y en confianza de hombres. Sin embargo, faltarĂ­a explorar mĂ¡s bares de ese tipo para tener mĂ¡s informaciĂ³n y concluir en algo mĂ¡s especĂ­fico.
Por otro lado, sĂ­ puedo identificar que muchos hombres al momento de consumir alcohol se permiten ser mĂ¡s cariñosos/coquetos con los cabros/los otros, continuando la conversaciĂ³n e interacciĂ³n probablemente hasta el juego sexual verbal y probablemente culminar en el corporal. Mi Pescador me pedĂ­a disculpas a cada momento y era buena excusa para poder tocarme la mano, agradecer tambiĂ©n, o para festejar. Pero habĂ­a una necesidad fĂ­sica de tocar a la cabra/la otra.
El Dueño sĂ­ tenĂ­a desconfianza, pero tambiĂ©n fue el que elevĂ³ la conversaciĂ³n a bromas en doble sentido y menciones de cabros y maricones. Él en definitiva era quien sĂ­ sabĂ­a cĂ³mo funciona esto, y probablemente tampoco sea su primera vez.  Al traer el mariconeo a la conversaciĂ³n quiso ponerme al lĂ­mite. Ver cĂ³mo reacciono frente a eso, me gusta o la rechazo. ¿Es cabra o no?
El Serenazgo estaba cumpliendo un papel bastante pasivo, solo dejaba que la conversaciĂ³n continĂºe, pero sĂ­ brindaba informaciĂ³n cuando era necesario. TambiĂ©n sabĂ­a de quĂ© hablaba cuando se referĂ­a a los cabros y a sus interacciones respecto al alcohol. TenĂ­a anĂ©cdotas con cabros oxapampinos a la que los demĂ¡s hacĂ­an referencia como un hecho conocido.
Entender estas dinĂ¡micas fuera de Grinder o de otras plataformas de ligue gay significan salir de nuestra zona de confort de deseo, de erotismo, lenguaje y academia. Como la primera loca que decĂ­a que eran lugares de mala muerte, cuando en esos espacios tambiĂ©n existen y habitan otras hombres/maricones/mostaceros que estĂ¡n deseosos de amor, tocaditas o de una mamada.


Fuente de imagen: Dibujo de Francisco Hurtz

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